«No sé si
soy más brujo que mortal o más mortal que brujo o siquiera si soy brujo... o si
soy mortal... Porque ese es mi asunto: conocer cuál mitad me dio más parte».
Ésta es una de las frases que define uno de los principales temas de El árbol
de los pañuelos.
La asignación del nombre
Balam (‘brujo’ en maya) al hijo de Cipriano no resulta nada gratuita, pues de
ese nombre procede el principal elemento problematizador de la novela. La
búsqueda de venganza de Balam se va a convertir finalmente en su propia
búsqueda a partir de ese ser en constante contradicción de sus dos procedencias
(El Balam brujo, indígena; y el Cano, español). En este sentido, resulta
también alegórico el énfasis que hace el narrador en la vocación cristiana de
Eulalia y la cualidad de brujo de Balam, lo cual plantea un conflicto latente
de carácter no solamente religioso, sino histórico-cultural. De hecho, vale
señalar que Ilama pertenece a la zona de Honduras donde hubo mayor asentamiento
indígena y donde los españoles a través de la evangelización y la colonización
ejercieron una fuerte influencia.
El árbol de los pañuelos se
vale de la anécdota sobre la muerte de los hermanos Cano como un motivo para
construir un discurso rico en símbolos y haciendo uso de las técnicas
narrativas modernas (ruptura del discurso lineal, monólogo interior,
intertextualidad, ambigüedad entre el mundo onírico y el mundo real). Un
elemento intertextual bastante visible es, hasta cierto punto, el paralelo
entre la búsqueda de Balam Cano y Juan Preciado y entre el ambiente de Ilama y
Comala. Sin embargo, estos sólo son algunos motivos que retoma Escoto de Juan
Rulfo, pues El árbol de los pañuelos tiene sus propias señas de
identidad y su discurso no deja de ser menos polisémico.
El personaje Eulogio, el
loco, resulta clave en esta narración pues de su relato, a menudo caótico,
surge también el cuestionamiento de la realidad, con sus ambigüedades y
alteraciones. Escoto también se vale de paradigmas universales: el tema
fratricida de Caín-Abel, a través de la relación Balam y Eulogio; el mito del
complejo de Edipo, en la unión simbólica entre Balam Cano y su madre Eulalia.
Afirmar que se limita a
indagar en el tema de la identidad sería limitar sus múltiples sentidos.
El mismo autor ha dado las
pistas sobre la intención de su novela: hay introspección, búsqueda de las
motivaciones, de las causas, de los orígenes de las reacciones del ser humano».
Es decir, Escoto va más allá del problema de la hondureñidad, pues a través de
la particularidad de Balam-Cano, un ser humano complejo, problemático, tiende lazos hacia el planteamiento de
problemas más universales: el fanatismo, la violencia, la intolerancia, la
lucha entre el bien y el mal, el mestizaje, el ser humano y la
eterna búsqueda de sí mismo.
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